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SZYZLO EN RETROSPECTIVA

Publicado: 2011-09-30

Por Josué Orosco

El Museo de Arte de Lima (MALI) exhibe en sus salas las pinturas de Fernando de Szyszlo, reúne alrededor de sesenta y cinco años de profesionalismo desde sus inicios hasta la actualidad. La exposición se cataloga en seis períodos:

Primeras obras, 1944-1949

Abstracción- Vanguardismo- Surrealismo, 1949-1953

Lenguaje personal, 1953- 1959

La irrupción de lo telúrico, 1959- 1970

Paisajes y espacios rituales, 1970- 1988

Obra reciente, 1988- 2011

Sus obras son representativas, además presentan un trasfondo de historia cultural; por ejemplo, las pinturas “Cajamarca” y “Yawar fiesta” forman parte del período de La irrupción de lo telúrico. En esta etapa Szyszlo tiene una poética: el artista y su obra tenían que estar ligados a una sociedad, estos tres factores tenían que formar una identidad nacional.

En «Cajamarca»  hay un evidente enfrentamiento, pareciese que fuesen dos “seres” dispuestos a morir; en «Yawar fiesta», hay tonalidades sobre la presencia implícita de un toro y un cóndor en pelea. Los nombres de ambas pinturas son muy tentativos para su interpretación pues guardan cierta relación de conflictos, Cajamarca fue el territorio del reconocimiento entre dos culturas distintas: el hombre andino frente al hombre europeo. Fue la aceptación de un conflicto de dos culturas tras la captura de Atahualpa. Por otro lado, Yawar fiesta,  es una fiesta costumbrista que representa la lucha entre el cóndor y el toro, obvio simbolismo de lo peruano frente a lo español.

Pero hay un trasfondo mayor, creemos que Szyszlo por medio de esas pinturas trata de evidenciar la crueldad y salvajismo de la guerra, es evidente que una cultura ajena, extraña e invasiva al Tahuantinsuyo no podría dominar con la paz; la dominación, conquista y control de lo español sobre lo andino tuvo que ser violento y cruel.

En términos del psicoanálisis de Jacques Lacan, podríamos catalogar a esos «dos seres» que se aprecian en «Cajamarca», y al toro y al cóndor  implícitamente de «Yawar fiesta» como «sujetos», el enfrentamiento de sujetos que no tienen, al parecer, un mediador simbólico que apacigüe, que calme, que permita una comunicación y entendimientos de códigos para el cese del enfrentamiento; sin embargo, nos damos con la sorpresa que el Otro, el mediador simbólico, es la propia pintura porque «detiene» esa lucha, la pintura apacigua y expone un mundo al receptor.

Estamos frente a un artista consagrado, para los que no visitaron la exposición tienen la oportunidad, quizá última, de visitar el MALI hasta el dos de octubre. La entrada para estudiantes es de cuatro soles, este domingo dos de octubre la entrada es de un nuevo sol, aprovechen.


Escrito por

Jonathan Malca

Sanmarquino. Estudiante de Comunicación social. Bloguero. Amante del rock latinoamericano. www.sinsentidocritico.pe


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